"Los buenos profesores necesitan haber adquirido cierto temple o firmeza de propósito, exhibir un autocontrol que manifieste algún grado de paciencia y de control del temperamento, ponderar la justicia para todos en relación con los defectos y las debilidades de los individuos particulares, ser confiado y sensible, poseer humildad en su justa medida - atemperada quizás por una predisposición a no tomarse a uno mismo demasiado en serio - así como, hay que decirlo, el tipo de conocimiento, de pasión y de entusiasmo por el que se enseña, que puede desencadenar el interés de otros." Carr (2004)
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